sábado, 9 de abril de 2011

Amor dulce amor...

Te conocí aquella tarde... Eras una sombra, sin lugar fijo, de aqui a allí, con este y con la otra... Me fijé en tus ojos, tan grandes, diciendo "Quiero conocerte"; en tu boca, tan carnosa que daban ganas de morderla; en tu pelo, que volaba en la penumbra entre paseo y paseo; en tus brazos, con esas ganas de abrazar... Me tuve que sentar. Una sensación amarga y alegre me inundó por completo, anulando mis sentidos. Solo te podía ver a ti, con tus graciosos y sugerentes movimientos... Venías hacia mí... Yo me agarré a la silla, temblaba más que en una intensa pesadilla... Me dijiste un "Hola" seco, pero no pude articular palabra... ¿Qué me pasa? ¿Acaso me he quedado muda y ya nunca volveré a hablar? Querría decirle "Te quiero, bésame con esos labios, abrázame con esos brazos" pero no pude. Él se alejó, pensando en que era una muda completa... Yo me quedé con esa sensación, sin saber qué era o qué hacer... Entonces me di cuenta.. era el amor. Ahora lo comprendía todo. Por fin había llegado a mi, y ahora lo tenía que aprovechar, hasta el último rincón de este sentimiento tan poderoso. Corrí hacia él, le llamé con un suave toque en el hombro, se dio la vuelta y los dos nos fundimos en un largo y apasionante beso. Amor, dulce amor...

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